Soñadora Compulsiva
Desde muy niña he vivido en una bonita burbuja de sueños.
Materiales, irreales, utópicos, a largo plazo, a corto plazo, ansiosos, impacientes.
Adjetivos infinitos, similar a la cantidad de sueños que abundan en mi corazón.
Recuerdo que cuando tenía entre 6 y 7 años y sentada en el banco de mi colegio por allá en Santiago de Chile, nuestra profesora nos explicaba sobre el universo.
Sus planetas, sus lunas, estrellas y la infinidad de inexplicables e inexploradas áreas de éste.
Incluso mi déficit atencional disfrutó de esa clase, donde ambos soñábamos con ponernos nuestro mejor atuendo de astronauta y navegar por los infinitos mares de la vía láctea.
Al llegar a casa les dije a mis papás que quería conocer el universo.
Ellos, con una tierna sonrisa, me miraron y me dijeron que el universo estaba muy lejos y que no tiene fin, que es infinito y muy difícil de conocer.
¿Y el planeta tierra? pregunté.
Posiblemente. Pero para personas como nosotros (de clase económica media-baja) es muy difícil. Tienes que ahorrar y trabajar mucho para conseguirlo.
No importa. Yo lo voy a hacer. Les contesté con decisión.
Desde ese momento me he aferrado a aquel consejo para hacer realidad mi gran sueño de conocer "el planeta tierra"
Al lograr mi independencia económica comprendí el significado de ganar tu propio dinero e invertirlo. No fue fácil en un principio. Mi sueldo era muy ajustado, y por ese motivo mi presupuesto también.
Tenía que decidir qué era lo que quería hacer y poner en una balanza una parte para vivir y la otra parte para ahorrar.
Y apareció la gran pregunta: ¿viajar o consumir?
Y me decidí por ambas, ¿cómo? con una fórmula que hasta el día de hoy utilizo, viajo y consumo en mi viaje. A que me refiero con ésto, a que en vez de tomar un helado en mi ciudad, prefiero tomarlo en mi próximo destino.
Sí, soy una ahorradora compulsiva: mi máximo y más amado T.O.C.
Mi papá un día me dijo: Yo no puedo pagarte tus sueños.
Yo hasta el día de hoy le digo: soy inteligente, perseverante, trabajadora y de objetivos muy claros.
Lo que sueño, lo cumplo. Claro que dentro de parámetros cumplibles (Crushs, volar y comer sin engordar no entran en esta categoría, lo siento)
Cada sello en mi pasaporte es un nuevo sueño cumplido.
Cada vez que cruzo la puerta de embarque, una dulce bocanada de aire que entra a mis pulmones y me inyecta de emoción y ansiedad.
Cada línea que escribo sobre los lugares que mis pies han tenido la dicha de pisar, mis dedos se mueven con una profunda sensación de éxtasis que, de la rápidez, me salto algunas letras o agrego otras y tengo que borrar y volver a escribir.
Soy una fiel seguidora del dicho:
El que quiere, puede.
Y yo quiero.
Por eso que desde hace 7 meses disfruto con cada célula de mi cuerpo un sueño que palpitaba en mi corazón desde muy pequeña: vivir en otro páis (una temporada, años, meses, una vida.... no lo sé)
Y gracias a esa gran perseverancia es que hoy, 24 de octubre del panémico 2020, te escribo desde mi cama en alguna villa de Wellington, en Nueva Zelanda.
¿Se puede?
Sí, se puede.
#sepuede #nohayimposibles #sueña #trabaja #vive
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